Crónica de el concierto en el Pub zigerta

22.05.2013 12:52

Cuando terminas de grabar tu primer disco, después de largas horas de estudio, contratiempos y tensión acumulada, sólo piensas en subirte a un escenario e intentar trasmitir al público toda esa ilusión y satisfacción que sentiste al escribir las canciones. Fantaseas con un público entregado, que corea a gritos tus estribillos y sonríen de puro placer cuando empiezan a sonar las primeras notas. Entonces llega ese día y todos los miedos desaparecen y disfrutas del momento, del subidón que te produce el comprobar que todo ha merecido la pena. Pero también hay días en los que te toca bajar de la nube y enfrentarte a un local vacío, un público apático y aguantar el tipo. Eso debieron de pensar el sábado pasado los miembros de Wanna Funk tras su actuación en Gernika. 

Estaba todo listo y la expectación creada las semanas anteriores al evento, no fueron suficientes para llenar una sala que recordaba más a un duelo al atardecer al más puro estilo spaghetti-western, que al derroche de potente Funky-Rock al que la banda bilbaina nos tiene acostumbrados. Así que desplegaron toda su artillería, decididos a hacer disfrutar y pasar un rato inolvidable a los pocos que supimos elegir el sitio donde estar. Con Locked Tight y Wanna Funk consiguieron arrancar los primeros pasos de baile y aplausos al respetable. Continuando con la contundencia de Wall Street, cargada de ritmo y solos de guitarra, a cargo de un Garry que se negaba a arrojar la toalla y un puente bacilón donde buscaron la complicidad del público. 

 

 

Aquí Justin tuvo que emplearse a fondo con frases de ánimo para ganarse a los presentes. Y no contento con ello, se explayó a placer, marcándose unas melodías de saxo directas a nuestros oídos. Push Me Back y Wasted Away fueron las encargadas de poner el punto romántico a la velada, donde la exigencia técnica y el dominio de unos estilos tan diferentes como son el Rock y el Jazz, solamente ellos son capaces de mezclar y crear un suculento manjar, digno de la más refinada alta cocina.

 

La recta final del concierto se acercaba, así que, cogieron aire y arrancaron con una batería de temas bailables, donde no podían faltar Super MarioGimme Some Lemon o Light Something On Fire. Todo un arsenal rítmico que convenció sin pestañear. Dejando para el final el tema Long Train, versioneado a su manera y con el sello inconfundible de la banda, donde a Alex aún le quedaron ganas y fuerzas para marcarse un solo de batería que hizo temblar las pareces de la sala y sacar a los vecinos de sus casas, pensando que se acercaba el apocalipsis. 

 

En fin, me alegro de haber sido uno de los pocos con buen critério, que no quiso perderse en directo a una de las bandas más prometedoras y novedosas que, contra viento y marea y como tienen por costumbre, nos regalaron una velada inolvidable.